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Tu estado de ánimo mejorará cuando termines de leer esto

Tu estado de ánimo mejorará cuando termines de leer esto

Tu estado de ánimo mejorará cuando termines de leer esto 1765 929 Dr. Green

Vivir con obesidad no ha sido nada fácil para mí. No creo que lo sea para nadie.  Las miradas en cualquier situación, los apodos desde que eres pequeña, complicaciones para conseguir un asiento, agitarse mucho al caminar, dificultades para descansar cuando duermes. Una lista que podría seguir creciendo y creciendo y creciendo, en la que el estado de ánimo siempre es protagonista.

En lo personal, he tenido muchos problemas con mi autoestima y he estado deprimido gran parte de mi vida. Cuando era una niña, casi no tenía amigos. En la escuela me ponían cualquier cantidad de apodos, no me dejaban jugar en el recreo y casi nadie quería incluirme en sus equipos para las tareas. Las burlas eran comunes y eso me hacía sentir muy mal. Los niños pueden llegar a ser muy crueles y la obesidad siempre ha tenido un estigma demasiado pesado.

Así que desde entonces yo ya tenía depresión, claro que nunca me llevaron al psicólogo y nadie me diagnosticó. Es normal creer que ser gordita es algo chistoso, tierno o curioso y que aguantamos más.

En realidad no es así. Es triste tener ese estereotipo encima todo el tiempo. Y lo peor es que muchas veces, aunque uno quiera y se esfuerce, no logras bajar de peso. Quizá pierdas algunos kilos haciendo dieta, o dejando de comer esto o aquello, pero lo más difícil entender que lo que hay que hacer realmente es ir al doctor y entender por qué tenemos esta relación con la comida.

¿Por qué comemos cuando estamos ansiosos? ¿O cuando estamos tristes? ¿Incluso cuando estamos felices?

Muy poca gente se da cuenta y entiende que la obesidad está directamente relacionada con nuestra salud emocional. Que no es sólo cuestión de disciplina, de comer bien o ir al gimnasio. La depresión para mí ha sido una compañera silenciosa desde que tengo memoria.

Esta noticia fue un golpe a mi estado de ánimo

Cuando descubrí que me podía operar para bajar de peso, me emocioné mucho y al mismo tiempo sentí incertidumbre. Mi estado de ánimo entró en conflicto. Por un lado, imaginé mi vida muy diferente y eso me hacía mucha ilusión. Pero por el otro lado, pensé que una cirugía así podría ser arriesgada. Busqué mucha información para entender cómo era y entré a un par de grupos en Facebook para resolver mis dudas.

Finalmente, encontré el apoyo de un cirujano bariátrico y él me explicó paso a paso lo que había que hacer. Para mí fue muy importante que, además del cirujano, tuve también el acompañamiento de una psicóloga y un nutriólogo. Como mi problema con la comida siempre estuvo ligado a mis emociones, era fundamental atender también mi salud emocional.

Después de la cirugía y tras varias sesiones con la psicóloga, he entendido que debo cuidar tanto mi salud física como mis emociones. Entendí también que mi estado de ánimo no debe depender de la comida. Siendo responsable con ambas, he podido sentirme bien con mi cuerpo y, al mismo tiempo, tener la fuerza necesaria para empezar a cambiarlo.

Mi vida cambió para bien

Gracias a la cirugía de Manga Gástrica, ahora me siento satisfecha comiendo porciones más pequeñas. Además, pienso mejor qué es lo que voy a comer y me aseguro de incluir todos los grupos de alimentos para mantener un equilibrio.

Esto me ha ayudado a seguir perdiendo peso, sentirme más segura, más ligera y con más energía durante el día. Lo había escuchado muchas veces y no lo creía del todo, pero ahora puedo darme cuenta que, cuando pierdes peso, definitivamente tu autoestima, tus relaciones personales y tu estado de ánimo mejoran mucho.

Por supuesto, no ha sido -ni será- fácil, pero ya sé cuál es el camino hacia un peso saludable y una salud emocional estable, y definitivamente quiero seguir por ahí.

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