Múltiples estudios médicos han comprobado el hecho de que por cada 10 kilos extra que tengas, tu presión arterial aumenta de 2 a 3 mm Hg.
Ahora, si la cantidad de kilos extra es mayor y te han diagnosticado ya con algún grado de obesidad, tu exceso de grasa corporal eleva automáticamente tu presión arterial a un nivel aun más alto.
Para considerar que una persona tiene sobrepeso su Índice de Masa Corporal (IMC) debe ser de entre 25 y 30. La obesidad, por otro lado, se diagnostica cuando el IMC es mayor 30.
Si no conoces tu IMC, calcúlalo aquí.
Tanto el sobrepeso como la obesidad son enfermedades consideradas como factores detonadores de la hipertensión. Su relación es tan estrecha que 2 de cada 3 personas con obesidad sufren de presión arterial alta y, a su vez, entre quienes padecen hipertensión la frecuencia de obesos es mucho mayor.
Así como la hipertensión, en la lista negra de consecuencias provocadas por la obesidad nos topamos también con el riesgo cardiovascular. Éste depende de dónde se localice ese exceso de grasa corporal del que hablábamos más arriba, y cuando se focaliza en el abdomen es cuando se vuelve más peligroso.
Entonces, ¿la distribución de la grasa corporal es un factor de riesgo? Sí porque influye directamente en las consecuencias que la obesidad te ocasionará. Si se distribuye principalmente en el tronco y el abdomen, el riesgo de enfermedad cardiovascular es mucho mayor a cuando se acumula en las caderas o los muslos.
Además de causar hipertensión arterial, la obesidad y el exceso de grasa corporal te generan enfermedades graves como la diabetes tipo 2 y aumenta la presencia de colesterol en tu sangre.
Estos factores, a su vez, se suman a un riesgo cardiovascular mayor.
Por eso, siempre es mejor prevenir
Cuidar lo que comes, hacer ejercicio periódicamente y tomar suficiente agua son los tres aspectos básicos para mantener tu peso ideal.
Sin embargo, si tú ya has sido diagnosticada o diagnosticado con sobrepeso u obesidad, es muy recomendable que consideres otras opciones para pérdida de peso de forma controlada y con supervisión médica.
Perder peso, regular tu presión arterial y disminuir tu IMC están muy relacionados. La reducción de peso disminuye las cifras de tensión arterial y también pueden reducirse de manera considerable otros factores de riesgo cardiovascular asociados, como la diabetes y el colesterol.
En cualquier caso con hipertensión, la disminución y mantenimiento del peso ideal debe fijarse como un objetivo primordial. Tu meta debe estar en un IMC de alrededor de 25 y un perímetro abdominal por debajo de 88 cm para las mujeres y 102 cm en los hombres.